Mi Cali Actual

Saturday, March 11, 2006


Es bien conocido por todos el gran problema de salud que viven las personas en Cali. Basta con salir a la calle y parar en cualquier semáforo de la ciudad para percatarse del índice de desnutrición de los niños o de la cantidad de limitaciones físicas que padecen las personas. Desafortunadamente, es evidente también para todos que por la suerte pobre de sus vidas, y por el déficit operativo de nuestro gobierno, sus necesidades son cada vez más difíciles de atender.

La cotidianidad de estas dificultades aniquila casi por completo la condolencia que pueden provocar en nosotros. Por eso, muchas veces las personas ajenas al problema son las que más actúan y responden a él de acuerdo a una sensibilidad que en nosotros, es casi imperceptible.

Son muchas las diferencias y las molestias que causan los Estados Unidos por sus intervenciones en las problemáticas del país. Pero la situación tan difícil que atraviesa el país, no da para que el orgullo cierre las puertas a la ayuda.

Y lo digo porque esta semana, más de tres mil personas de escasos recursos recibieron atención médica gracias al interés de una fundación extranjera. Una corporación creada en Baltimore, Estados Unidos, llamada 'Hands Across de Americas' (Manos a través de las Américas), cuya labor social está enfocada a Suramérica y Estados Unidos.


Sus integrantes, impulsados por sus compromisos como médicos y por petición de muchos colombianos residentes en Norteamérica, llegaron a Cali a curar más que enfermedades, almas abandonadas por el estado y por nosotros mismos. A través de sus conocimientos, éstos 30 médicos, hicieron posible que las personas recibieran cirugías, iniciaran tratamientos médicos, se tomaran radiografías, e incluso, se atendieran problemas de cáncer en los galenos.

El idioma no fue barrera para que la gente comunicara sus dolencias. Las diferencias culturales no crearon murallas en el momento de regalar alegrías. Los niños dieron cuenta del carisma que distingue a los caleños, y los adultos crearon un ámbito de paciencia y cordialidad que hizo de la jornada, un día de bendiciones y ayuda para muchos.

Qué alegría recordar que la ayuda sí existe; que los límites fronterizos no son más que barreras absurdas visibles para la guerra, pero que en el momento de ser solidarios y hacer el bien, son tan invisibles como el viento.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home