Mi Cali Actual

Sunday, February 26, 2006


La sensibilidad de los caleños se ha despertado. Estamos tomando voz y voto en el manejo de nuestra ciudad, y la gente está descubriendo nuevas formas de hacerse sentir en el sistema democrático que rige nuestra sociedad colombiana.

Por primera vez en la historia, Cali se ha unido para revocar a un alcalde. El pasado viernes 17 de febrero se anunció en todos los medios que las 72.300 firmas requeridas para continuar con el procedimiento reivindicatorio, ya fueron conseguidas. Esta cifra representa el 40% de la votación que el alcalde Apolinar Salcedo obtuvo en las elecciones del 2003.

Aunque este procedimiento amparado por la constitución aún requiere de muchos pasos para poder llegar a su culminación, el solo hecho de que la gente se haga sentir respecto a sus mandatarios ya representa un progreso social.

Independientemente de que se alcance o no el fin de destitución, los promotores de la reivindicatoria han alcanzado un gran logro. Se ha incentivado la autonomía para cuestionar la responsabilidad política de los gobernantes, y se está imponiendo de forma no violenta, el cumplimiento del programa que el alcalde presento al inscribirse como candidato (voto programático).

Los promotores de la revocatoria continúan convocando a los caleños a que firmen, y han manifestado que su propósito es recolectar cerca de 120.000 firmas que permitan garantizar que no haya frustraciones por errores de forma. Si el poder emana del pueblo, es necesario que el pueblo mismo tome riendas de su labor. Mostrémosle a la gente de las demás ciudades, que los caleños somos fuertes y podemos cambiar la historia del país.

Wednesday, February 15, 2006



Los atentados al alumbrado público están oscureciendo nuestra ciudad. El pasado lunes 13 de febrero en el sector de Cristo Rey, se detonaron varios artefactos explosivos con el fin de volar una torre de conducción de energía. Según diferentes fuentes, este ataque vendría a constituir el quinto atentado contra dicha infraestructura (identificada como la torre 25). Aunque el fluido eléctrico no se interrumpió, el reparo de la obra tardará un buen tiempo; además, los habitantes del sector temen por la situación de inseguridad que las detonaciones representan. La repetición de esta clase de atentados y la falta de respuesta oportuna por parte de las autoridades han generado un ambiente de inconformiso y temor entre los habitantes de las laderas altas de Siloé y en los sectores aledaños.

Pero la oleada de vandalismo no solo repercute en estos lugares de la Cali. Las más de 300 bombillas que se roban del alumbrado público cada mes, están dejando a media luz "al menos 600 sectores de la ciudad"*. El hurto de luminarias afecta los estratos del 1 al 6, y representa un estancamiento en la mejora de la infraestructura caleña, ya que debido los gastos que se deben hacer por la reposición de los bombillos, no se puede invertir en la ampliación del alumbrado a diferentes zonas rurales de Cali que carecen de él.

Los atentados al alumbrado público (bombas, hurto, etc.), dan cuenta de las falencias de los diferentes estamentos sociales de la ciudad. Por un lado tenemos a la sociedad civil con su carencia de civismo, con su falta de conciencia ciudadana y de compromiso con su propio entorno. Y por el otro, encontramos a los entes gubernamentales, a las autoridades encargadas del control y de la seguridad del espacio caleño que la gran mayoría de las veces están ausentes en el momento de instaurar orden.

La luz de Cali se está apagando. No tanto por los ataques a las torres de energía, ni por los más de 600 sectores de la ciudad que están a media luz por el hurto de luminarias. Sino porque estos actos en sí están apagando la alegría y la paz de los caleños. La inseguridad en los mismos sectores donde la gente vive, el temor que se acrecienta por los actos terroristas de desconocidos que invaden los espacios, la necesidad de más fuerza pública para instaurar orden, la posible carencia de energía por los atentados de vandalismo, son solo unos de los muchos factores que inciden en la sensación de insatisfacción de muchos caleños, que pierden cada vez más la esperanza de alcanzar una ciudad mejor.

Es necesario que Cali vuelva a alumbrar al país entero, así como una vez lo hizo hace unas 3 o 4 décadas. Brillaba por su lustre de civismo y educación; era una ciudad ejemplo para el resto de Colombia. Pero encender la llama caleña no es fácil. Es una tarea larga que debe alcanzar un grado de conciencia por parte de todos y cada uno de los residentes de esta ciudad, en el que cada quien se comprometa con su entorno y busque instaurar mejoría a partir de sus hogares propios. Sólo el dialogo, la paciencia y la educación serán los elementos que podrán afianzar la recuperación de la Cali dañada que tenemos hoy en día. La pizca de civismo que hace falta debe nacer de nosotros mismos y darse a conocer con hechos, para que se vaya contagiando entre congénitos, amigos y conocidos. Esa propagación generará cambios anímicos en quienes nos rodean, y una buena energía da lugar a buenos hechos.
No dejemos que nos apaguen la ciudad tan fácilmente.

* El País. Edición miércoles, 15 de febrerdo de 2006.

Thursday, February 02, 2006

Paoliu



En nuestra ciudad de Cali, se adelanta a grandes pasos la construcción del Sistema Integrado de Transporte Masivo, mejor conocido como MÍO. Se nos presentó como una propuesta de grandes magnitudes que prometía descongestionar nuestras vías y agilizar el tránsito vehicular.

Pero a pesar de los beneficios viales que persigue y de los “adelantos” que hasta la fecha se han realizado en cuanto a la construcción de su infraestructura, el MIO es un proyecto polémico. Algunos ciudadanos creen que su construcción servirá para la temible malversación de fondos; otros, ven como innecesaria la obra por lo pequeña de la ciudad; hay quienes especulan sobre la aniquilación del comercio ambulante, y los menos pesimistas enfatizan en la incomodidad que genera la obra.

Ver el proyecto con buenos ojos, es una tarea por la que también se deben preocupar los encargados del proyecto (EMCALI, METRO CALI y la firma contratista). Además de esperar a que el MIO se termine satisfactoriamente, es elemental que aún durante su proceso la gente crea en él.

Es importante que el inconformismo social se disminuya, que el aprecio de los ciudadanos hacia su entorno no se perturbe más de lo que ya está. Un nuevo elemento en aquel malestar citadino, reforzaría cada vez más ese nulo sentido de pertenencia y empeoraría los niveles de civismo y seguridad en las calles.

Como caleños, debemos estar más al tanto de la transformación que está viviendo nuestra ciudad. Pero conocer el beneficio que está detrás de este caos de transporte, congestión y contaminación, es un deber del que deben hacerse cargo también los encargados del proyecto. Se debe hacer más publicidad sobre el proyecto, sobre sus beneficios, sobre los verdaderos adelantos que a simple vista son casi imperceptibles ante los caleños.