Mi Cali Actual

Thursday, April 27, 2006



Videa se nos presentó como un espacio de intercambio de experiencias y reflexión acerca de las producciones audiovisuales hechas por nosotros, los estudiantes; como una forma de acercarnos para hablar de nosotros, de la ciudad, del país. Lo entendí además (o quizá esperanzadamente así lo quise entender) como un fomento a la creatividad, como una oportunidad de encaminar nuestros dotes creativos hacia temáticas sociales para alcanzar grandes y novedosos resultados.

No pude asistir a las primeras presentaciones audiovisuales del evento, pero para mi sorpresa, no me costó mucho trabajo averiguar sobre lo que había acontecido durante su transcurso. Porque sencillamente, no pasó mucho. Los pocos asistentes sólo hablaban de un auditorio casi vacío; de una soledad que hacia perder a las pocas personas que fueron aún dentro del recinto. Solo escuché quejas constantes sobre la carencia de participación con la que contó el evento.

En ese momento me puse a pensar sobre cómo yo me había dado cuenta del evento… y caí en cuenta de que, aún perteneciendo a una carrera de comunicación, no supe de su realización por alguna campaña comunicativa bien elaborada. Me di cuenta de Videa porque vi un volante sobre este evento en el piso. Y ni siquiera ahí nació interés alguno por la convocatoria. Esta nació cuando dos compañeros de mi salón me propusieron crear una animación en flash para participar en el evento. Pero como los trabajos “coincidencialmente” se debían entregar durante nuestras dos semanas de segundos parciales, desistimos de la idea. Es más, la fecha de presentación de los trabajos la supe de manera casual… porque debía ir y hacer un comentario sobre el evento en esta clase.

No recuerdo a ningún profesor hablándome sobre el evento, o motivándome a participar en él. Volantes sólo llegué a ver a la entrada de los laboratorios de comunicación, y en una esquina con un tamaño que pasaba desapercibido por quienes pasaban por ahí. Lo interesante de todo esto es que yo estudio comunicación, y jamás sentí un interés por comunicar sobre este evento que se supone, es de gran importancia para nuestra carrera por la riqueza creativa que espera obtener.

Y eso sin hablar de los trabajos. Muchos muy interesantes, otros quizá no tanto, como todo… pero casi ninguno de estudiantes de nuestra propia universidad. Es más, la mayoría ni siquiera eran de nuestra propia ciudad. Entonces, ¿a qué papel estamos jugando? ¿Cuál es esa calidad de compromiso de la carrera con los mismos eventos que organiza? ¿Dónde está queda esa búsqueda por fomentar en sus estudiantes el interés por esta clase de eventos?

Entonces, ¿Videa en realidad se nos presentó como un espacio de reflexión y de creatividad? No creo. O quizá espacio de reflexión sí, en cuanto a que nos dejó ver la cantidad de falencias con las que aún cuenta nuestra carrera en conjunto.

Ojala los próximos eventos se muevan bajo diferentes directrices, y que por ser de nuestra carrera se nos presenten además como espacios propicios para demostrar a la universidad entera de qué somos capaces aún siendo estudiantes. No vaya a ser que luego nos andemos quejando del concepto tan bajo en el que se tiene la comunicación como carrera y como ámbito profesional…

Wednesday, April 05, 2006


A pesar del déficit educativo que padece nuestra ciudad, es importante reconocer que el modelo de asamblea de la ONU simulado por más de 400 estudiantes bachilleres en la Javeriana, es una muestra de avance a nivel académico.

Considero de gran importancia que los estudiantes desde temprana edad sean concientes de las dificultades mundiales. Porque conformarse con la información que nos dan los noticieros del país, implica desconectarnos de una realidad cuya complejidad trasciende los límites nacionales. Este tipo de actividades, en la que cada estudiante representa un país y debe defender sus intereses, requiere de un conocimiento previo de temas tan problemáticos como la reglamentación de misiles balísticos, el pago porcentual del PIB de los países desarrollados, etc. Y para conocer sobre estos temas es necesario todo un proceso de investigación y concientización de los problemas que aquejan a otras naciones.

Es grato pensar que hay jóvenes bachilleres interesados en ampliar su bagaje cultural. Que desde temprana edad están fortaleciendo sus capacidades de oratoria y argumentación. Porque, a pesar de ser una simulación, estos alumnos asumen la asamblea como algo real y se toman en serio el rol de embajadores en busca de la paz.

Lo que sí es una pena es que sean tan pocos los colegios que hayan participado en la actividad. Aunque esta haya sido la décimo tercera versión de la ONU en Cali, los colegios que participaron no pasaron de los veinte. Tengamos en cuenta que la ciudad cuenta con cientos de colegios, todos en su mayoría de estrato bajo.

Ojala en próximos encuentros se incorporen más colegios, para que sean más los jóvenes caleños que puedan aportar al debate sobre los intereses mundiales. Y para que además, no se sienta tanto la exclusión económica en el ámbito académico. Porque los colegios que participaron en esta ocasión (y en casi todas las versiones anteriores) estaban conformados por jóvenes de estrato 4, 5 y 6 en su mayoría. ¿Qué casual, no?