Mi Cali Actual

Wednesday, March 15, 2006


La ciudad está hecha un caos. Aparte de los desordenes vehiculares a los que han conducido las construcciones de los tramos del MIO, las calles, las esquinas y hasta los parque se están llenando cada vez más de basura. El tráfico y la suciedad juntos, han convertido el panorama caleño en un ambiente desagradable incluso para nosotros mismos.

Ahora bien, la cuestión está en qué es lo que estamos haciendo los caleños ante esta situación. De nada sirven los pronunciamientos ante los mandatarios o las peticiones por recoger más basuras, si nosotros mismos no hacemos más incrementar su cantidad.

Son 1.700 toneladas de basura las que tiene que recoger Emsirva diariamente. Y de éstas,
el 65% correspondería a materia orgánica que podría convertirse en abono para la naturaleza y el 25% sería papel y plástico que se podría reutilizar. ¿No da tristeza pensar entonces, que somos nosotros mismos quienes estamos agravando el problema?

El basurero de navarro no da abasto.
Un nuevo corregimiento tendrá que recibir nuestras basuras, porque ni siquiera se ha podido conseguir un nuevo lote que cumpla todas las especificaciones para poder llenarlo con nuestros desechos. Y si la gente no aporta al cuidado de la ciudad, quién sabe cuántos corregimientos más vamos a tener que llenar de basura. Porque las praderas extensas del Valle no son nada si están cubiertas de desperdicios y suciedad.

Separar nuestros desechos por categorías no es difícil. Los desechos orgánicos, el papel, el vidrio, el aluminio y el plástico, son elementos que todos reconocemos e identificamos. El esfuerzo está en depositarlos en bolsas o tarros diferentes… ¿Es mucho pedir?

Cuidemos a Cali, preocupémonos por nuestro ambiente, hagamos conciencia de nuestro papel en el cuidado de nuestro entorno. No arrojemos basuras a las calles, y superemos ya esa etapa de quejas y reproches a los demás. Más bien preocupémonos por reciclar, no solo para ayudar a nuestro ambiente ecológico, sino además para tener una ciudad más bonita y más grata para transitar.

Saturday, March 11, 2006


Es bien conocido por todos el gran problema de salud que viven las personas en Cali. Basta con salir a la calle y parar en cualquier semáforo de la ciudad para percatarse del índice de desnutrición de los niños o de la cantidad de limitaciones físicas que padecen las personas. Desafortunadamente, es evidente también para todos que por la suerte pobre de sus vidas, y por el déficit operativo de nuestro gobierno, sus necesidades son cada vez más difíciles de atender.

La cotidianidad de estas dificultades aniquila casi por completo la condolencia que pueden provocar en nosotros. Por eso, muchas veces las personas ajenas al problema son las que más actúan y responden a él de acuerdo a una sensibilidad que en nosotros, es casi imperceptible.

Son muchas las diferencias y las molestias que causan los Estados Unidos por sus intervenciones en las problemáticas del país. Pero la situación tan difícil que atraviesa el país, no da para que el orgullo cierre las puertas a la ayuda.

Y lo digo porque esta semana, más de tres mil personas de escasos recursos recibieron atención médica gracias al interés de una fundación extranjera. Una corporación creada en Baltimore, Estados Unidos, llamada 'Hands Across de Americas' (Manos a través de las Américas), cuya labor social está enfocada a Suramérica y Estados Unidos.


Sus integrantes, impulsados por sus compromisos como médicos y por petición de muchos colombianos residentes en Norteamérica, llegaron a Cali a curar más que enfermedades, almas abandonadas por el estado y por nosotros mismos. A través de sus conocimientos, éstos 30 médicos, hicieron posible que las personas recibieran cirugías, iniciaran tratamientos médicos, se tomaran radiografías, e incluso, se atendieran problemas de cáncer en los galenos.

El idioma no fue barrera para que la gente comunicara sus dolencias. Las diferencias culturales no crearon murallas en el momento de regalar alegrías. Los niños dieron cuenta del carisma que distingue a los caleños, y los adultos crearon un ámbito de paciencia y cordialidad que hizo de la jornada, un día de bendiciones y ayuda para muchos.

Qué alegría recordar que la ayuda sí existe; que los límites fronterizos no son más que barreras absurdas visibles para la guerra, pero que en el momento de ser solidarios y hacer el bien, son tan invisibles como el viento.

Thursday, March 02, 2006


Que el miedo se apodere de la gente en las calles de la ciudad, ha llegado a considerarse normal. Los hurtos, los atracos, las violaciones y los diferentes atentados, han suscitado en los caleños un conformismo incomparable. El apaciguamiento y el sometimiento se han convertido en las armas para poder resistir la crueldad de las calles.

Que la seguridad pública no es suficiente, que el orden social no se ha instaurado como debería… Sí, todos estos son argumentos válidos que rectifican porqué Cali se constituye ahora como la ciudad más peligrosa de Colombia y una de las más temidas en el mundo.

Pero vayamos más allá de la simple crítica al control estatal. ¿Qué pasaría si el temor se convierte en pánico, y si aparte de agobiarnos noche a noche por nuestros familiares, viéramos en la cara de cualquier extraño los ojos de la muerte? Pues bien, ese sentimiento insoportable es el que empieza a nacer cuando se generan atentados que son más horribles que los que normalmente uno consideran horribles. Cuando uno ve el periódico y se encuentra con la noticia de que a una mujer le aplicaron una bacteria desconocida en el cuello por resistirse a entregar un celular… sí, solo por un celular.

¿Cuánto vale la salud de una persona entonces? Sonia, la mujer que fue víctima de este terrible e impactante atentado, se encuentra internada en la Clínica de los Remedios. Son cinco los médicos que están a su disposición, y muchos los investigadores que intentan descubrir cual fue la bacteria que le inyectaron y que la tiene en un estado de salud riesgoso.

Desafortunadamente, con esta noticia recibimos el tercer mes del año. Y aunque no quiero que este 2006 siga transcurriendo de esta manera, uno instintivamente se va preparando para esperar novedades en la manera como se atenta contra las personas.

No más críticas a las entidades públicas, no más reproches al sistema gubernamental. El control es nuestro y no estamos siendo conscientes de ello. Ojala que así como la gente de Cali se está uniendo para destituir a su alcalde, pueda unirse también para rechazar y combatir la violencia urbana. Porque la fuerza de voluntad y el ímpetu de lucha son los únicos caminos que en realidad le devolverán la paz a nuestro entorno.